que has derramado por nosotros en el Calvario.
Acuérdate también del cuidado que tienes siempre por tu pueblo
para que en nombre de Cristo se deje reconciliar con Dios.
Y mira si después de haber hecho tanto por tus hijos
¿podrías acaso abandonarlos?
Reconfortados por tu ternura, oh Madre,
aquí nos tienes suplicándote
a pesar de nuestras infidelidades e ingratitudes.
Confiamos plenamente en ti, oh Virgen Reconciliadora.
Haz que nuestro corazón vuelva hacia tu Hijo.
Alcánzanos la gracia de amar a Jesús por encima de todo
y de consolarte a ti con una vida de entrega
para la gloria de Dios y el amor de nuestros hermanos.
Amén.
V. Nuestra Señora de La Salette, Reconciliadora de los pecadores,
R. Ruega por nosotros que recurrimos a ti.
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