martes, 30 de noviembre de 2010
viernes, 26 de noviembre de 2010
ORACION DE CONSAGRACION A LA MEDALLA MILAGROSA
CONSAGRACION a Nuestra Señora de la MEDALLA MILAGROSA
Virgen María Milagrosa, Virgen Madre y Madre mía, Yo,…………………me consagro a ti y confío en tus manos milagrosas, toda mi existencia, acepta mi pasado, con todo lo que fue, acepta mi presente con todo lo que es, acepta mi futuro con todo lo que será, con esta total consagración te confío cuanto tengo y cuanto soy todo lo que he recibido de Dios.
Te confío mi inteligencia, mi voluntad, mi corazón, deposito en tus manos inmaculadas mi libertad, mis ansias, mis temores, mis esperanzas y mis deseos, también mis tristezas y mis alegrías.
Custodia mi vida y todos mis actos para que le sea más fiel al Señor. Y con tu ayuda alcance la salvación.
Te confío, María sin pecado concebida, mi salud, mi cuerpo y mis sentidos, para que se conserven puros, que me ayuden a crecer en las virtudes.
Te confío, Santa Madre de Dios, mi alma, para que la preserves del mal, ayúdame a participar de una santidad como la de Santa Catalina Labourè, para ser un laico/a comprometido/a en la Asociación de la Medalla Milagrosa, que Vos misma se lo pediste a Catalina y pueda seguir las huellas de Quién es el Camino: tu Hijo Jesucristo, ideal de mi vida.
Te confío Madre Inmaculada, mi entusiasmo, para que me ayudes a no envejecer en la Fe.
Te confío Madre llena de Gracias, mi capacidad y mis deseos de amar como Vos has amado, y como Jesús quiere que ame, ayudando a los pobres y visitando a los enfermos y desamparados.
Te confío Virgen Poderosa mis incertidumbres y angustias para que en tu corazón yo encuentre seguridad y sostén, y haz que con esta consagración, logre ser testimonio de tu vida, aceptando las renuncias y sacrificios, que esta elección comporta, y te prometo con la “Gracia de Dios y con Tu ayuda”, ser fiel al compromiso asumido.
Oh María Milagrosa soberana de mi vida,
Dispone de mi, para que camine siempre junto al Señor, Bajo tu mirada de Madre.
Oh María sin pecado concebida, ruega por mi,
Soy todo/a tuyo/a y todo/a mi ser te pertenece hoy y siempre.
AMEN
ORACION PARA REZAR A LAS 5 DE LA TARDE DEL 27 DE NOVIEMBRE
Venimos a Ti, llenos de inmensa gratitud y de ilimitada confianza en esta hora por Ti tan querida, para agradecerte el gran don que nos has hecho dándonos tu imagen, a fin que sea para nosotros testimonio de afecto y prenda de protección. Te prometemos, que según tu deseo, la santa Medalla será el signo de tu presencia junto a nosotros, será nuestro libro en el cual aprenderemos a conocer, según tu consejo, cuánto nos has amado, y lo que debemos hacer para que no sean inútiles tantos sacrificios tuyos y de Tu Divino Hijo. Sí, Tu Corazón traspasado, representado en la Medalla, se apoyará siempre sobre el nuestro y lo hará palpitar al unísono con el tuyo. Lo encenderá de amor a Jesús y lo fortificará para llevar cada día la cruz detrás de Él.
Ésta es tu hora, oh María, la hora de tu bondad inagotable, de tu misericordia triunfante, la hora en la cual hiciste brotar, por medio de tu Medalla, aquel torrente de gracias y de prodigios que inundó la tierra. Haz, oh Madre, que esta hora que te recuerda la dulce conmoción de Tu Corazón, que te movió a venirnos a
visitar y a traernos el remedio de tantos males, haz que esta hora sea también nuestra hora, la hora de nuestra sincera conversión, y la hora en que sean escuchados plenamente nuestros votos.
Tú, que has prometido justamente en esta hora afortunada, que grandes serían las gracias para quienes las pidiesen con confianza: vuelve benigna tu mirada a nuestras súplicas. Nosotros te confesamos no merecer tus gracias, pero, a quién recurriremos oh María, sino a Ti, que eres nuestra Madre, en cuyas manos Dios ha puesto todas sus gracias? Ten entonces piedad de nosotros.
Te lo pedimos por tu Inmaculada Concepción, y por el amor que te movió a darnos tu preciosa Medalla.
Oh Consoladora de los afligidos, que ya te enterneciste por nuestras miserias, mira los males que nos oprimen.
Haz que tu Medalla derrame sobre nosotros y sobre todos nuestros seres queridos tus benéficos rayos:
cure a nuestros enfermos, dé la paz a nuestras familias, nos librede todo peligro. Lleve tu Medalla alivio al que sufre, consuelo al que llora, luz y fuerza a todos. Especialmente te pedimos por la conversión de los pecadores, particularmente de aquéllos que nos son más queridos. Recuerda que por ellos has sufrido, has rogado y has llorado. Sálvanos, oh Refugio de los pecadores, a fin de que después de haberte todos amado, invocado y servido en la tierra, podamos ir a agradecerte y alabarte eternamente en el Cielo. Amén
¡Oh María sin pecado concebida, rogad por nosotros que recurrimos a vos!
LAS APARICIONES DEL 27 DE NOVIEMBRE DE 1830
El 27 de noviembre de 1830, a las 5 y media de la tarde, estando las novicias en oración, la Virgen Santísima se le aparece de nuevo a Catalina debajo del cuadro de San José (sitio donde está actualmente la Virgen del globo). Primero ve Catalina como dos cuadros vivientes que pasan en fundido encadenado y en los cuales la Virgen está de pie sobre medio globo terráqueo, aplastando sus pies una serpiente.
En el primer cuadro, lleva la Virgen en sus manos un pequeño globo dorado rematado por una cruz que levanta hacia el cielo. Oye Catalina:
“Esta bola representa al mundo entero, a Francia y a cada persona en particular.”
En el segundo, salen de sus manos abiertas, cuyos dedos llevan anillos de piedras preciosas, unos rayos de un brillo bellísimo. Al mismo tiempo Catalina oye una voz que dice:
“Estos rayos son el símbolo de las gracias que María consigue para los hombres.”
Después se forma un óvalo en torno a la aparición y Catalina ve como se inscribe en semicírculo una invocación, hasta entonces desconocida, escrita en letras de oro:
« Oh María sin pecado concebida,ruega por nosotros que recurrimos a ti».
Se oye entonces una voz:
« Haz, haz acuñar una medalla según este modelo.
Las personas que la lleven con confianza recibirán grandes gracias ».
Después, se vuelve el cuadro y Catalina ve el reverso de la medalla: arriba, una cruz sobre la letra inicial de María, abajo, dos corazones, uno coronado de espinas, otro atravesado por una espada.
En el primer cuadro, lleva la Virgen en sus manos un pequeño globo dorado rematado por una cruz que levanta hacia el cielo. Oye Catalina:
“Esta bola representa al mundo entero, a Francia y a cada persona en particular.”
En el segundo, salen de sus manos abiertas, cuyos dedos llevan anillos de piedras preciosas, unos rayos de un brillo bellísimo. Al mismo tiempo Catalina oye una voz que dice:
“Estos rayos son el símbolo de las gracias que María consigue para los hombres.”
Después se forma un óvalo en torno a la aparición y Catalina ve como se inscribe en semicírculo una invocación, hasta entonces desconocida, escrita en letras de oro:
« Oh María sin pecado concebida,ruega por nosotros que recurrimos a ti».
Se oye entonces una voz:
« Haz, haz acuñar una medalla según este modelo.
Las personas que la lleven con confianza recibirán grandes gracias ».
Después, se vuelve el cuadro y Catalina ve el reverso de la medalla: arriba, una cruz sobre la letra inicial de María, abajo, dos corazones, uno coronado de espinas, otro atravesado por una espada.
UNA ORACION POR SILVIA Y ROSITA
ORACIÓN DE JUAN PABLO II
Dios te salve, María, llena eres de gracia, el Señor es contigo, bendita tú eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte Amén.
Oh María sin pecado concebida, ruega por nosotros que recurrimos a Vos. Ésta es la oración que tú inspiraste, oh María, a santa Catalina Labouré, y esta invocación, grabada en la medalla la llevan y pronuncian ahora muchos fieles por el mundo entero. ¡Bendita tú entre todas las mujeres! ¡Bienaventurada tú que has creído! ¡El Poderoso ha hecho maravillas en ti! ¡La maravilla de tu maternidad divina! Y con vistas a ésta, ¡la maravilla de tu Inmaculada Concepción! ¡La maravilla de tu fiat! ¡Has sido asociada tan íntimamente a toda la obra de nuestra redención, has sido asociada a la cruz de nuestro Salvador!
Tu corazón fue traspasado junto con su Corazón. Y ahora, en la gloria de tu Hijo, no cesas de interceder por nosotros, pobres pecadores. Velas sobre la Iglesia de la que eres Madre. Velas sobre cada uno de tus hijos. Obtienes de Dios para nosotros todas esas gracias que simbolizan los rayos de luz que irradian de tus manos abiertas. Con la única condición de que nos atrevemos a pedírtelas, de que nos acerquemos a ti con la confianza, osadía y sencillez de un niño. Y precisamente así nos encaminas sin cesar a tu Divino Hijo.
Te consagramos nuestras fuerzas y disponibilidad para estar al servicio del designio de salvación actuado por tu Hijo. Te pedimos que por medio del Espíritu Santo la fe se arraigue y consolide en todo el pueblo cristiano, que la comunión supere todos los gérmenes de división que la esperanza cobre nueva vida en los que están desalentados. Te pedimos por los que padecen pruebas particulares, físicas o morales, por los que están tentados de infidelidad, por los que son zarandeados por la duda de un clima de incredulidad, y también por los que padecen persecución a causa de su fe.
Te confiamos el apostolado de los laicos, el ministerio de los sacerdotes, el testimonio de las religiosas.
Dios te salve, María, llena eres de gracia, el Señor es contigo, bendita tú eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.
Dios te salve, María, llena eres de gracia, el Señor es contigo, bendita tú eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte Amén.
Oh María sin pecado concebida, ruega por nosotros que recurrimos a Vos. Ésta es la oración que tú inspiraste, oh María, a santa Catalina Labouré, y esta invocación, grabada en la medalla la llevan y pronuncian ahora muchos fieles por el mundo entero. ¡Bendita tú entre todas las mujeres! ¡Bienaventurada tú que has creído! ¡El Poderoso ha hecho maravillas en ti! ¡La maravilla de tu maternidad divina! Y con vistas a ésta, ¡la maravilla de tu Inmaculada Concepción! ¡La maravilla de tu fiat! ¡Has sido asociada tan íntimamente a toda la obra de nuestra redención, has sido asociada a la cruz de nuestro Salvador!
Tu corazón fue traspasado junto con su Corazón. Y ahora, en la gloria de tu Hijo, no cesas de interceder por nosotros, pobres pecadores. Velas sobre la Iglesia de la que eres Madre. Velas sobre cada uno de tus hijos. Obtienes de Dios para nosotros todas esas gracias que simbolizan los rayos de luz que irradian de tus manos abiertas. Con la única condición de que nos atrevemos a pedírtelas, de que nos acerquemos a ti con la confianza, osadía y sencillez de un niño. Y precisamente así nos encaminas sin cesar a tu Divino Hijo.
Te consagramos nuestras fuerzas y disponibilidad para estar al servicio del designio de salvación actuado por tu Hijo. Te pedimos que por medio del Espíritu Santo la fe se arraigue y consolide en todo el pueblo cristiano, que la comunión supere todos los gérmenes de división que la esperanza cobre nueva vida en los que están desalentados. Te pedimos por los que padecen pruebas particulares, físicas o morales, por los que están tentados de infidelidad, por los que son zarandeados por la duda de un clima de incredulidad, y también por los que padecen persecución a causa de su fe.
Te confiamos el apostolado de los laicos, el ministerio de los sacerdotes, el testimonio de las religiosas.
Dios te salve, María, llena eres de gracia, el Señor es contigo, bendita tú eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.
viernes, 19 de noviembre de 2010
NOVENA A LA MEDALLA MILAGROSA
Invitamos a partir de hoy 19 de noviembre, a rezar la Novena a la Medalla Milagrosa, así prepararnos para llegar al 27 a su encuentro, y entregarnos con confianza en aquella misión que ella nos encomiende. Rezar y orar en coros y grupos, es la mejor forma de pedir las gracias que con su bendita intercesión con concede.
Invitamos a bajar el archivo de la Novena Breve de la MM y a rezarla en familia.
¡Oh María sin pecado concebida ruega por nosotros que recurrimos a vos!
Novena Breve de la MM
Invitamos a bajar el archivo de la Novena Breve de la MM y a rezarla en familia.
¡Oh María sin pecado concebida ruega por nosotros que recurrimos a vos!
Novena Breve de la MM
viernes, 12 de noviembre de 2010
MES DE LA MEDALLA MILAGROSA
Nos acercamos a la fiesta del aniversario de la aparición de la MM a Santa Catalina Labouré, el 27 de noviembre de 1830. Debemos prepararnos para este evento, pidiendo a Nuestra Señora las gracias que ella por intercesión directa ante su hijo Jesucristo nos concede, siempre que las pedimos con confianza.
Uno de los aspectos más importantes de la fe es la confianza. La fe no es hacer, sino creer y luego estar en relación con Dios, confiando en nuestro Señor y entregándonos a la bondad generosa de su Madre María Inmaculada.
Cuando nos damos cuenta de que somos pecadores ante Dios, nuestro único recurso es remitirnos a su gracia y orar al Señor Jesús, el Salvador y a su Santa Madre María Inmaculada. Esto es el misterio de la fe.
Cuando oremos, aprendamos a encomendar todo al Señor y a su Madre: nuestras miserias, nuestro porvenir, nuestra familia, nuestros amigos… Esta confianza nos trae paz al corazón y serenidad en la prueba.
Confiar en Dios también es aprender a decir «sí» a Jesús y a su Madre: es responder a su invitación cotidiana para seguirle, es recibir las promesas de su Palabra, es conformarse a su voluntad. Ese «sí» es un compromiso que se extiende a toda nuestra vida. El que cuenta con el Señor y la protección de su Madre, recibe la fuerza para obrar el bien. Sólo la fe nos hace capaces de servirle y cumplir sus designios.
Preparémonos para la fiesta de Nuestra Señora de la Medalla Milagrosa, para unirnos a la procesión del 27/11 por la noche, y cantarle a la Virgen su bienaventurado cumpleaños...
Uno de los aspectos más importantes de la fe es la confianza. La fe no es hacer, sino creer y luego estar en relación con Dios, confiando en nuestro Señor y entregándonos a la bondad generosa de su Madre María Inmaculada.
Cuando nos damos cuenta de que somos pecadores ante Dios, nuestro único recurso es remitirnos a su gracia y orar al Señor Jesús, el Salvador y a su Santa Madre María Inmaculada. Esto es el misterio de la fe.
Cuando oremos, aprendamos a encomendar todo al Señor y a su Madre: nuestras miserias, nuestro porvenir, nuestra familia, nuestros amigos… Esta confianza nos trae paz al corazón y serenidad en la prueba.
Confiar en Dios también es aprender a decir «sí» a Jesús y a su Madre: es responder a su invitación cotidiana para seguirle, es recibir las promesas de su Palabra, es conformarse a su voluntad. Ese «sí» es un compromiso que se extiende a toda nuestra vida. El que cuenta con el Señor y la protección de su Madre, recibe la fuerza para obrar el bien. Sólo la fe nos hace capaces de servirle y cumplir sus designios.
Preparémonos para la fiesta de Nuestra Señora de la Medalla Milagrosa, para unirnos a la procesión del 27/11 por la noche, y cantarle a la Virgen su bienaventurado cumpleaños...
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