¡Oh Santa Rosa de Lima, flor la más hermosa
y delicada que ha producido la tierra americana!,
portento de la gracia y modelo de las almas
que desean seguir de cerca las huellas del
Divino Maestro, obtened para nosotros las
bendiciones del Señor. Protege a la Iglesia,
sostén a las almas buenas y aparta del pueblo
cristiano las tinieblas de los errores para
que brille siempre majestuosa la luz de la Fe
y para que Jesús, vida nuestra, reine en las
inteligencias de todos los hombres y nos
admita algún día en su eterna y dichosa mansión.
Amén.
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