¿Qué significado tiene esto en nuestras vidas?
Es una oportunidad para proclamar a Jesús como el rey y centro de nuestras vidas.
Debemos parecernos a esa gente de Jerusalén que se entusiasmó por seguir a Cristo.
Decir “que viva mi Cristo, que viva mi rey...”
Es un día en el que le podemos decir a Cristo que nosotros también queremos seguirlo,
aunque tengamos que sufrir o morir por Él.
Que queremos que sea el rey de nuestra vida, de nuestra familia, de nuestra patria y del mundo entero.
Queremos que sea nuestro amigo en todos los momentos de nuestra vida.
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