Señora de las Montañas,
radiante como el lucero, clara como la mañana,
¡Imploramos Madre nuestra, Tu presencia celestial!
Gloriosísima y siempre Virgen María,
suplicantes acudimos a pedir tus bendiciones
pues de tus amorosas manos, Señora,
nace todo milagro, nace todo favor,
derrámalo, te ruego, sobre nosotros, tus hijos,
ayúdanos en estos momentos de amargura
danos para nuestras tristezas alivio y solución.
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