porque te dignaste aceptar el sacrificio
que te le hice de mi vida: ven, Señor,
en socorro de tu siervo, perdónale
todas sus maldades; sean purgadas
con su sangre, y sírvame la muerte
en lugar de penitencia.
Fortifícame con tu gracia,
y no permitas que me venzan los tormentos.
Yo os suplico, siervos de Jesucristo, que
roguéis a Dios por mí.
¡Oh qué grande es el Dios de los cristianos!
No hay otro Dios, el Dios de los mártires
es el único Dios verdadero Jesucristo,
Hijo de Dios, salvadnos; todos creemos en Vos;
ten misericordia de nosotros.
Amén.
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