Virgen de la Candelaria, Madre nuestra que llevas al niño a
presentarlo en el templo, a Tí venimos con la confianza y
sencillez de hijos. A Tí llegamos con nuestras angustias y
esperanzas, con nuestras penas y alegrías, con las fatigas del
trabajo y el peso de nuestros pecados; con todo lo que
somos y tenemos.
Virgen de la Candelaria, Tú eres la primera portadora de la Luz,
que es Cristo; Tú eres nuestra Madre; Tú nos reúnes junto a
Cristo Salvador; Tú eres nuestra esperanza, consuelo y gozo;
Tú nos acompañas cada día; Tú eres nuestra estrella en el
camino hacia el Padre; Tú, nuestra huella para encontrar a Jesús.
Virgen de la Candelaria, Virgen Madre de Dios, escucha
nuestros ruegos, bendice nuestros hogares, alcánzanos trabajo
y salud; enséñanos a escuchar la palabra de tu Hijo y a
vivirla cada día, para que dóciles al Espíritu Santo, sepamos
construir una Nación de hermanos y una Iglesia servidora.
Amén.
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