Nuestra Señora de la Medalla Milagrosa - Chapelle de la Rue de Bac (Paris)

INVOCACION Y ORACION POR LOS ENFERMOS

¡Oh María sin pecado concebida, ruega por nosotros que recurrimos a vos!

(repetir tres veces)


¡Oh María, sin pecado concebida, por tu inmensa bondad y tierna misericordia te pido por todos los enfermos que te invocan con confianza! ¡Oh Madre piadosa, a quien la Iglesia llama confiada ¡Salud de los enfermos! Aquí me arrodillo implorando tu poderosa intercesión.
Lo que tantos afligidos obtenían por la palabra y los signos de tu Hijo Jesucristo, lo reciba este querido
enfermo ......................, a quien te encomiendo, mediante la aplicación de tu bendita Medalla.
Que su eficacia, tantas veces probada y reconocida en todo el mundo, se manifieste una vez más: para que cuantos seamos testigos de este nuevo favor tuyo, podamos dar testimonio agradecidos y exclamar:


¡El Señor y la Medalla Milagrosa le han curado!


sábado, 15 de agosto de 2015

ORACIÓN A LA BIENAVENTURADA VIRGEN MARÍA ASUNTA A LOS CIELOS

¡Madre de Dios y Madre de los hombres! 
 1. Nosotros creemos con todo el ardor de nuestra fe vuestra Asunción triunfal en cuerpo y alma a los cielos, donde sois aclamada Reina de todos los coros de los ángeles y de todos los escuadrones de los santos; y nos asociamos a ellos para alabar y bendecir al Señor, que os ha exaltado por encima de todas las otras puras criaturas, y para ofreceros el anhélito de nuestra devoción y de nuestro amor.
   2. Sabemos que vuestra mirada, que maternalmente acariciaba la humanidad humilde y sufriente de Jesús en la tierra, se sacia en el cielo con la vista de la humanidad gloriosa de la Sabiduría increada, y que el gozo de vuestra alma, al contemplar faz a faz la adorable Trinidad, estremece vuestro Corazón con tiernas emociones de eterna felicidad; y nosotros, pobres pecadores; nosotros, cuyo cuerpo apesga el vuelo del alma, os suplicamos que purifiquéis nuestros sentidos, para que aprendamos, ya desde aquí abajo, a gustar a Dios, a Dios solo, en los en cantos de las criaturas.
   3. Confiamos que vuestras pupilas misericordiosas se inclinen hacia nuestras miserias y hacia nuestras angustias, hacia nuestras luchas y hacia nuestras debilidades; que vuestros labios sonrían a nuestros gozos y nuestras victorias; que vos oigáis la voz de Jesús deciros de cada uno de nosotros, como en otro tiempo del Discípulo amado: Ve ahí a tu hijo.
   4. Nosotros, que os llamamos Madre nuestra, os tomamos como Juan, por guía, fuerza y solaz de nuestra vida mortal.
   5. Nosotros, en fin,, creemos que en la gloria, donde reináis, vestida del sol y coronada de estrellas, vos sois, después de Jesús, el gozo y la alegría de todos los ángeles y de todos los santos; y desde esta tierra, por donde pasamos como peregrinos, confortados por la fe en la futura resurrección, miramos hacia vos, vida nuestra, dulzura nuestra, esperanza nuestra; atraednos con la suavidad de vuestra voz, para mostrarnos un día, después de este destierro, a Jesús, fruto bendito de vuestro seno, ¡oh clemente, oh piadosa, oh dulce Virgen María! Amén

Compuesta por el Papa Pío XII  
y recitada por Su Santidad 
después de la definición dogmática 
de la Asunción corporal 
de la de Virgen a los cielos.

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