Nuestra Señora de la Medalla Milagrosa - Chapelle de la Rue de Bac (Paris)

INVOCACION Y ORACION POR LOS ENFERMOS

¡Oh María sin pecado concebida, ruega por nosotros que recurrimos a vos!

(repetir tres veces)


¡Oh María, sin pecado concebida, por tu inmensa bondad y tierna misericordia te pido por todos los enfermos que te invocan con confianza! ¡Oh Madre piadosa, a quien la Iglesia llama confiada ¡Salud de los enfermos! Aquí me arrodillo implorando tu poderosa intercesión.
Lo que tantos afligidos obtenían por la palabra y los signos de tu Hijo Jesucristo, lo reciba este querido
enfermo ......................, a quien te encomiendo, mediante la aplicación de tu bendita Medalla.
Que su eficacia, tantas veces probada y reconocida en todo el mundo, se manifieste una vez más: para que cuantos seamos testigos de este nuevo favor tuyo, podamos dar testimonio agradecidos y exclamar:


¡El Señor y la Medalla Milagrosa le han curado!


viernes, 1 de agosto de 2014

ORACIÓN DE SAN ALFONSO MARÍA DE LIGORIO


Señor mio Jesucristo, que por amor a los hombres 
estás de noche y día en este sacramento, 
lleno de piedad y amor, esperando, llamando y 
recibiendo a cuantos vienen a visitarte: 
creo que estás presente en el Sacramento del altar. 
Te adoro desde el abismo de mi nada y te doy 
gracias por todas las mercedes que me has hecho 
y especialmente por haberte dado tú mismo en 
éste sacramento, por haberme concedidio por 
mi abogada a tu amantísima Madre y haberme 
llamando a visitarte a esta iglesia.
Adoro ahora a tu Santísimo Corazón y deseo adorarlo 
por tres fines: primero, en acción de gracias por este 
insignie beneficio; en segundo lugar, para resarcirte 
de todas las injurias que recibes de tus enemigos 
en este sacramento y finalmente, deseando adorarte 
con esta visita en todos los lugares de la tierra donde 
estás sacramentado con menos culto y más abandono.
Me pesa el haber ofendido tantas veces tu divina 
bondad en mi vida pasada. Propongo con tu gracia, 
no ofenderte más en adelante, y ahora, por más miserable 
que sea, me consagro enteramente a ti, renuncio a mi 
voluntad y te la entrego por completo, con mis afectos, 
deseos y todas mis cosas. De hoy en adelante haz de mi, 
Señor, todo lo que te agrade. Yo solamente quiero y 
te pido tu santo amor, la perseverancia final y el perfecto 
cumplimiento de tu santa voluntad. Te recomiendo las 
almas del purgatorio, especialmente las mas devotas 
del Santísimo Sacramento y de María Santísima. 
Te recomiendo también por lo pobres pecadores. 
Finalmente, amadísimo Salvador mío, uno todos mis afectos 
y deseos a los de tu corazón amorosísimo, y así unidos 
los ofrezco a tu eterno Padre y le suplico, en nombre tuyo
 que, por tu amor, los acepte y escuche. 
Amén.

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