Nuestra Señora de la Medalla Milagrosa - Chapelle de la Rue de Bac (Paris)

INVOCACION Y ORACION POR LOS ENFERMOS

¡Oh María sin pecado concebida, ruega por nosotros que recurrimos a vos!

(repetir tres veces)


¡Oh María, sin pecado concebida, por tu inmensa bondad y tierna misericordia te pido por todos los enfermos que te invocan con confianza! ¡Oh Madre piadosa, a quien la Iglesia llama confiada ¡Salud de los enfermos! Aquí me arrodillo implorando tu poderosa intercesión.
Lo que tantos afligidos obtenían por la palabra y los signos de tu Hijo Jesucristo, lo reciba este querido
enfermo ......................, a quien te encomiendo, mediante la aplicación de tu bendita Medalla.
Que su eficacia, tantas veces probada y reconocida en todo el mundo, se manifieste una vez más: para que cuantos seamos testigos de este nuevo favor tuyo, podamos dar testimonio agradecidos y exclamar:


¡El Señor y la Medalla Milagrosa le han curado!


lunes, 23 de septiembre de 2013

ORACIÓN A SAN PÍO DE PIETRELCINA

 
Santo padre Pío de Pietrelcina,
tú que durante tu vida terrena mostraste
un gran amor por los enfermos y afligidos,
escucha nuestros ruegos e intercede ante
el Padre Celestial por todos los que sufren.
Asiste desde el cielo a todos los enfermos del mundo;
sostiene a quienes han perdido toda esperanza de curación;
consuela a quienes gritan o lloran por sus tremendos dolores;
protege a quienes no pueden atenderse o medicarse
por falta de recursos materiales o ignorancia;
alienta a quienes no pueden reposar porque deben trabajar;
alivia a quienes buscan en cama una posición menos dolorosa;
acompaña a quienes pasan las noches insomnes;       
visita a quienes ven que la enfermedad frustra sus proyectos;       
alumbra a quienes pasan una "noche oscura" y desesperan;
toca los miembros y músculos que han perdido movilidad;       
ilumina a quienes ven tambalear su fe y se sienten atacados
por las dudas que los atormentan y las tribulaciones;
apacigua a quienes se impacientan viendo que no mejoran;
calma a quienes se estremecen por dolores y calambres;       
       dales fe, paciencia y constancia a quienes se rehabilitan;       
devuelve la paz y la alegría a quienes se llenaron de angustia;
disminuye los padecimientos de los débiles y ancianos;
vela junto al lecho de los que perdieron el conocimiento;       
guía a los moribundos al gozo eterno y conduce 
a los que más lo necesitan al encuentro con Dios.
Bendice abundantemente, San Pío de Pietrelcina, a quienes     
los asisten en su dolor, los consuelan y los protegen con caridad.
Por Jesucristo Nuestro Señor. 
Amén.
 


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