¡Oh Señora mía! ¡Oh Madre mía! ¡Virgen de la Esperanza!
Yo me
ofrezco por completo a ti, y en prueba de mi filial afecto,
te consagro a mi hijo/a..............................................................
su
alma: con sus pensamientos, deseos y sentimientos; su cuerpo:
ojos,
oidos, lengua, manos, pies, su corazón..., en una palabra:
todo su
ser. Ya que es tuyo/a, ¡Oh Madre de la Bondad!,
guárdalo/a, defiéndelo/a y
utilizalo/a como instrumento y posesión tuya.
Tu divino Hijo me ha concedido el milagro de ser madre, y,
así como yo
cuido de la salud corporal de mi hijo/a, te prometo,
¡Oh Madre de la Esperanza!, cuidar, de su vida
espiritual para que
permanezca siempre unido a Dios, bajo tu maternal
patrocinio.
Amen.
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