viernes, 13 de mayo de 2011
NUESTRA SEÑORA DE LA SONRISA
UN DIA MUY ESPECIAL
Era el 13 de mayo de 1883, fiesta de Pentecostés, cuando Teresa de Lisieux suplicó con fuerza a la Virgen. Seguramente pensó en muchas cosas y rezó por otras, ignorando que un día como ese, treinta y cuatro años después, la Santísima Madre se le aparecería por primera vez a tres pequeños pastorcitos en la pequeña aldea de Fátima, Portugal, para anunciar al mundo que después de mucho sufrimiento, su Inmaculado Corazón iba a triunfar.
LA IMAGEN SONRIE
Rogaba Santa Teresita a la Madre de Dios suplicándole piedad cuando, repentinamente, vio que el rostro de la bendita imagen le sonreía dulcemente.
“De pronto, la Santísima Virgen me pareció hermosa, tan hermosa, que yo nunca había visto nada tan bello. Su rostro irradiaba una bondad y una ternura inefables. Pero lo que me caló hasta el fondo del alma fue su encantadora sonrisa”.
En ese momento, todas las penas de Teresita se disiparon y gruesas lágrimas de emoción corrieron por sus mejillas. “¡La Santísima Virgen me ha sonreído! ¡Qué feliz soy!”.
Era el 13 de mayo de 1883, fiesta de Pentecostés, cuando Teresa de Lisieux suplicó con fuerza a la Virgen. Seguramente pensó en muchas cosas y rezó por otras, ignorando que un día como ese, treinta y cuatro años después, la Santísima Madre se le aparecería por primera vez a tres pequeños pastorcitos en la pequeña aldea de Fátima, Portugal, para anunciar al mundo que después de mucho sufrimiento, su Inmaculado Corazón iba a triunfar.
LA IMAGEN SONRIE
Rogaba Santa Teresita a la Madre de Dios suplicándole piedad cuando, repentinamente, vio que el rostro de la bendita imagen le sonreía dulcemente.
“De pronto, la Santísima Virgen me pareció hermosa, tan hermosa, que yo nunca había visto nada tan bello. Su rostro irradiaba una bondad y una ternura inefables. Pero lo que me caló hasta el fondo del alma fue su encantadora sonrisa”.
En ese momento, todas las penas de Teresita se disiparon y gruesas lágrimas de emoción corrieron por sus mejillas. “¡La Santísima Virgen me ha sonreído! ¡Qué feliz soy!”.
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