Madre de Jesús
y Madre nuestra,
te entrego todo lo que tengo,
todo lo que amo,
todo lo que soy:
mi cuerpo, mi corazón, mi mente;
para ser en tus manos
testigo del Evangelio,
como San Maximiliano Kolbe.
Acompáñame cada día,
para que pueda vivir
y transmitir la bondad
y el amor de Dios.
Amén.
¡Oh María, concebida sin pecado,
ruega por nosotros que recurrimos a Ti!
y por cuantos a Ti no recurren,
en especial por los enemigos de la Iglesia
y por aquellos que te son encomendados.
San Maximiliano Kolbe,
¡ruega por nosotros!
No hay comentarios:
Publicar un comentario