Nuestra Señora de la Medalla Milagrosa - Chapelle de la Rue de Bac (Paris)

INVOCACION Y ORACION POR LOS ENFERMOS

¡Oh María sin pecado concebida, ruega por nosotros que recurrimos a vos!

(repetir tres veces)


¡Oh María, sin pecado concebida, por tu inmensa bondad y tierna misericordia te pido por todos los enfermos que te invocan con confianza! ¡Oh Madre piadosa, a quien la Iglesia llama confiada ¡Salud de los enfermos! Aquí me arrodillo implorando tu poderosa intercesión.
Lo que tantos afligidos obtenían por la palabra y los signos de tu Hijo Jesucristo, lo reciba este querido
enfermo ......................, a quien te encomiendo, mediante la aplicación de tu bendita Medalla.
Que su eficacia, tantas veces probada y reconocida en todo el mundo, se manifieste una vez más: para que cuantos seamos testigos de este nuevo favor tuyo, podamos dar testimonio agradecidos y exclamar:


¡El Señor y la Medalla Milagrosa le han curado!


domingo, 31 de julio de 2011

ORACION A SAN IGNACIO DE LOYOLA

¡Glorioso San Ignacio de Loyola, fundador de la Compañía de Jesús y especial abogado y protector mío!. Ya que tan elevado estáis en el Cielo por haber hecho vuestras obras a mayor honra y gloria de Dios, combatiendo a los enemigos de la Iglesia, defendiendo nuestra santa fe, dilatándola por medio de vuestros hijos por todo el mundo, alcánzame de la divina piedad, por los méritos infinitos de Jesucristo, e intercesión de su gloriosa Madre, entero perdón de mis culpas, auxilio eficaz para amar a Dios y servirle con todo empeño en adelante, firmeza y constancia en el camino de la virtud, y la dicha de morir en su amistad y gracia, para verle, amarle, gozarle y glorificarle en vuestra compañía por todos los siglos. Amén.

miércoles, 27 de julio de 2011

ORACION A SANTA ANA Y SAN JOAQUIN


¡Oh Gloriosos padres de María Santísima!, felices abuelos de Jesús, modelos perfectos de casados, y dulces abogados míos, yo me alegro con vosotros de aquel gozo y consuelo que vivistes cuando, después de una larga esterilidad y de fervorosas oraciones, les avisó el Ángel que tendrían a tan Santa Hija.
¡Oh, quién supiera imitar vuestras heroicas virtudes! ¡Quién fuera, como vosotros: frecuente en la oración, compasivo con los pobres, amante de la soledad, sufrido en los trabajos y callado en los improperios!
A lo menos, por las gracias con que los bendijo el cielo para tan eminente dignidad, haciendo siempre la voluntad divina,  y venciendo mis pasiones carnales, logre la dicha de gozar de vuestra amable compañía en la gloria eterna.
Se los pido por el amor misericordioso de vuestra bendita Hija, y por los méritos de vuestro Santísimo Nieto Jesús. Amén.

miércoles, 20 de julio de 2011

ORACION POR LOS ENFERMOS

¡Oh María, sin pecado concebida, cuya inmensa bondad y tierna misericordia brinda alivio a las enfermedades que con frecuencia atacan nuestro pobre cuerpo!
¡Oh Madre Inmaculada, a quien la Iglesia llama ¡Salud de los enfermos! aquí me tienes implorando vuestras gracias con confianza.
Lo que tantos afligidos obtenían por la palabra de vuestro Hijo Jesús, intercede por este querido enfermo................, a quien te recomiendo piadosamente, mediante la aplicación de vuestra sagrada Medalla.
Que su eficacia, tantas veces probada y reconocida en todo el mundo, se manifieste una vez más: para que cuantos seamos testigos de este nuevo favor vuestro, podamos exclamar agradecidos: ¡La Medalla Milagrosa le ha curado!.


Rezar cada día, un Padrenuestro, tres Avemaría y un Gloria Patri.

Prender al enfermo una Medalla Milagrosa bendita y rezar esta oración.

¡Oh María sin pecado concebida ruega por nosotros que recurrimos a vos! (tres veces)

martes, 19 de julio de 2011

18 AL 19 DE JULIO DE 1830: PRIMERA APARICION A STA.CATALINA LABOURE

La primera aparición tuvo lugar en la noche del 18 al 19 de julio de 1830, víspera de la fiesta de San Vicente de Paul y debía preparar a la vidente a su misión posterior.

He aquí como la describe ella misma en la relación que hace a su confesor el Padre Aladel:
Llegó la víspera de la fiesta de San Vicente. Nuestra buena Madre Marta, nos dio una charla sobre la devoción a los santos, en particular sobre la devoción a la SS. Virgen, charla que me inspiró un deseo tan grande de ver a la SS. Virgen que me fui a acostar con el pensamiento de que esa noche vería a mi buena Madre. ¡Hacía tanto tiempo que deseaba verla! Al fin me quedé dormida. Como se nos había distribuido un pedazo de género de la sobrepelliz de S. Vicente corté la mitad del mismo, me la tragué y me dormí con la idea de que San Vicente me obtendría la gracia de ver a la SS. Virgen.
En fin a las once y media de la noche, oí que alguien me llamaba por mi propio nombre:
- Hermana, Hermana.
Despertándome, miré hacia el costado de donde escuchaba la voz, que era del lado del pasillo. Corro la cortina y veo un niño vestido de blanco, de 4 o 5 años de edad, que me dice:
- Ven a la Capilla, allí te espera la SS. Virgen.
Inmediatamente me asaltó la idea:
- Me van a oír.
El niño me respondió:
- Quédate tranquila, son las once y media, todo el mundo duerme profundamente. Ven, te espero.
Me vestí rápidamente y me dirigí adonde estaba el niño que había permanecido de pie, sin adelantarse más allá de la cabecera de mi cama. El me siguió o más bien, yo le seguí, siempre a mi izquierda, por donde pasaba. Las luces estaban prendidas en todas partes, lo que me sorprendió mucho; pero mayor fue mi asombro cuando al entrar a la Capilla, la puerta se abrió, apenas el niño la hubo tocado con la punta del dedo. Mi sorpresa creció todavía más, cuando vi todos los cirios y antorchas encendidos, lo que me recordó la misa de Nochebuena. Sin embargo no veía a la SS. Virgen.
El niño me condujo al presbiterio, al lado del sillón del P. Director, me puse de rodillas y el niño quedó de pie todo el tiempo. Como me parecía larga la espera, yo miraba si las centinelas (las Hermanas designadas para vigilar durante la noche) no andaban por las tribunas. Al fin llegó la hora. El niño me alerta y me dice:
- ¡He aquí a la SS. Virgen, hela aquí!.
Escucho un ruido, como el roce de un vestido de seda que venía del lado de la tribuna, del lado del cuadro de San José. Ella vino a detenerse sobre las gradas del altar del lado del Evangelio, en un sillón parecido al de Santa Ana; sólo que no tenía el mismo aspecto que el de Santa Ana.
Yo dudaba si sería la SS. Virgen. Sin embargo, el niño que estaba allí me dijo: ¡He aquí a la SS. Virgen! Me sería imposible expresar lo que experimenté en ese momento, lo que sucedía dentro de mí; me parecía que no veía a la SS. Virgen. Entonces el niño me habló no como un niño sino como un hombre, ¡con voz muy enérgica! Mirando entonces a la SS. Virgen, no hice más que dar un salto hasta Ella, me puse de rodillas en las gradas del altar, las manos apoyadas sobre las rodillas de la SS. Virgen.
Allí, transcurrió un momento, el más dulce de mi vida; me sería imposible decir todo lo que experimenté. Ella me dijo:
- ¡Hija mía! Dios quiere confiarte una misión. Tendrás que sufrir, pero sobrellevarás esto pensando en que lo haces por la gloria de Dios; serás atormentada hasta que lo hayas comunicado al que está encargada de dirigirte. Se te contradirá, pero tendrás la gracia, no temas. Háblale con confianza y sencillez; ten confianza y no tengas miedo. Verás algunas cosas, da cuenta de ellas. Te sentirás inspirada durante tu oración.
La SS. Virgen me enseñó como debía comportarme con mi Director y agregó muchas cosas más que no debo decir.
Respecto al modo de proceder en mis penas, me señaló con su mano izquierda, el pie del altar y me recomendó acudir allí y desahogar mi corazón, asegurándome que en ese lugar recibiría todos los consuelos de que tuviera necesidad.
- Los tiempos son muy malos. Calamidades van a caer sobre Francia, el trono será derribado; el mundo entero se verá trastornado por desgracias de toda clase (la SS. Virgen tenía aspecto muy apenado al decir esto). Pero venid al pie de esta altar: ahí las gracias serán derramadas sobre todas las personas que las pidan con confianza y fervor, serán derramadas sobre grandes y chicos. ¡Hija mía! me complazco en derramar mis gracias, sobre la Comunidad en particular, a la que amo mucho...


Respecto a otras Comunidades, habrá víctimas (la SS. Virgen tenía lágrimas en los ojos al decir esto). El Clero de París tendrá sus víctimas, el Arzobispo morirá (a esta palabra de nuevo las lágrimas) ¡Hija mía! La cruz será despreciada, correrá la sangre en la calle (aquí la SS. Virgen no podía hablar más, el dolor se pinta en su rostro). ¡Hija mía!, me dijo, todo el mundo estará triste.
(todos estos detalles se cumplirán al pie de la letra en 1870-1871).

Yo pensaba cuando sucedería esto. Entendí muy bien: cuarenta años.
No sé cuanto tiempo quedé a los pies de la SS. Virgen; lo único que sé es que cuando hubo partido, sólo percibí algo que se desvanecía, como una sombra que se dirigía hacia el costado de la tribuna, por el mismo camino por donde había llegado.
Me levanté de las gradas del altar y vi al niño en el mismo lugar donde lo había dejado; me dijo:
- ¡Se ha ido!
Volvimos por el mismo camino, siempre iluminado y ese niño estaba siempre a mi izquierda. Creo que ese niño era mi ángel de la guarda que se había vuelto visible para hacerme ver a la SS. Virgen, porque yo le había rogado mucho que me obtuviese este favor.
Estaba vestido de blanco, llevando una luz milagrosa delante de él, es decir estaba resplandeciente de luz, poco más o menos de cuatro a cinco años de edad. Escuché sonar la hora; no me dormí más.

domingo, 17 de julio de 2011

ORACION A NTRA. SEÑORA DEL CARMEN

¡Oh Virgen Santísima Inmaculada, belleza y esplendor del Carmen! Vos, que miráis con ojos de particular bondad al que viste vuestro bendito Escapulario, miradme benignamente y cubridme con el manto de vuestra maternal protección. Fortaleced mi flaqueza con vuestro poder, iluminad las tinieblas de mi entendimiento con vuestra sabiduría, aumentad en mí la fe, la esperanza y la caridad. Adornad mi alma con tales gracias y virtudes que sea siempre amada de vuestro divino Hijo y de Vos. Asistidme en vida, consoladme cuando muera con vuestra amabilísima presencia, y presentadme a la augustísima Trinidad como hijo y siervo devoto vuestro, para alabaros eternamente y bendeciros en el Paraíso. Amén.

sábado, 9 de julio de 2011

UNA ORACION POR EDITH


 Dijo Edtih Stein (Santa Teresa Benedicta de la Cruz. 1891-1942):


"He querido que Dios me pruebe como a su sierva, después de que Él ha probado en el trabajo la tenacidad de mi carácter; he querido que me visite en la enfermedad, como me ha tentado en la salud y la fuerza; he querido que me tentase en el oprobio, como lo ha hecho con el buen nombre que he tenido ante mis enemigos..."“Y es por eso que el Señor ha tomado mi vida por todos. Tengo que pensar continuamente en la Reina Ester que fue arrancada de su pueblo para interceder ante el rey por su pueblo. Yo soy una pobre e impotente pequeña Ester, pero el rey que me ha escogido es infinitamente grande y misericordioso. Esto es un gran consuelo...”

“El mundo está hecho de contradicciones; en último término nada quedará de estas contradicciones. Sólo el gran amor permanecerá. ¿Cómo podría ser de otra manera?...”

"No se puede adquirir la ciencia de la Cruz más que sufriendo verdaderamente el peso de la cruz. Desde el primer instante he tenido la convicción íntima de ello y me he dicho desde el fondo de mi corazón: Salve, Oh Cruz, mi única esperanza...".




Sta. Teresa Benedicta de la Cruz... ¡Ruega por nosotros!










domingo, 3 de julio de 2011

MEMORIA Y ORACION POR EL INMACULADO CORAZON DE MARIA



No hubo un corazón humano que conociera mejor a Jesús como María, nadie que amara tanto a Jesús como su Madre. ¿Qué mejor maestra que María? Ella sigue ganándonos abundantes dones del Espíritu Santo y proponiéndonos el camino para llegar a Jesús. En este día nos pide que reparemos el Corazón de su Hijo, que no lo ofendamos ni en lo más pequeño. María nos invita a orar mucho y a hacer sacrificios por los pecadores, porque se necesitan almas generosas que se sacrifiquen y rueguen por ellos. La devoción al Corazón de Jesús y al Inmaculado corazón de María es tan concreta como ofrecer diariamente algún acto de penitencia en reparación por los propios pecados; esta devoción se traduce también en aceptar con paciencia y sumisión los sufrimientos que el Señor permita en nuestra vida. No hay que buscar cosas extraordinarias. Jesús no quiere aumentar nuestras cruces, sino más bien que les demos un sentido de redención. Pidamos a María que nos ayude a darnos cuenta de cómo Dios nos ama y cuánto desea ser amado por nosotros; reconozcamos el valor del sacrificio y seamos conscientes de cuánto bien podemos hacer rezando por los demás y ofreciéndonos a reparar el Corazón de Cristo.


Oración de consagración al Inmaculado Corazón de María


Oh, Virgen mía, Oh, Madre mía,
yo me ofrezco enteramente a tu Inmaculado Corazón
y te consagro mi cuerpo y mi alma, mis pensamientos y mis acciones.
Quiero ser como tú quieres que sea, hacer lo que tú quieres que haga.
No temo, pues siempre estás conmigo.
Ayúdame a amar a tu hijo Jesús, con todo mi corazón y sobre todas las cosas.
Pon mi mano en la tuya para que esté siempre contigo. Amén.

¡Oh María sin pecado concebida, rogad por nosotros que rcurrimos a vos!

viernes, 1 de julio de 2011

UNA ORACION POR NICOLAS



Les pedimos en este día a San Buenaventura y especialmente a la Medalla Milagrosa por la salud de Nicolás.


ORACION A SAN BUENAVENTURA
«¡Oh hermosura inefable del Dios altísimo, resplandor purísimo de la eterna luz! ¡Vida que vivificas toda vida y luz que iluminas toda luz y conservas en perpetuo resplandor millares de luces, que desde la primera aurora fulguran ante el trono de tu divinidad!
¡Oh eterno e inaccesible, claro y dulce manantial de la fuente oculta a los ojos mortales, cuya profundidad es sin fondo, cuya altura es sin término, su anchura ilimitada y su pureza imperturbable!
De ti procede el río que alegra la ciudad de Dios, para que, con voz de regocijo y gratitud, te cantemos himnos de alabanza, probando por experiencia que en ti está la fuente viva, y tu luz nos hace ver la luz.

ORACION A N.S. DE LA MEDALLA MILAGROSA
PARA OBTENER UNA GRACIA ESPECIAL
¡Oh María, consuelo de cuantos os invocan!. Escuchad benigna la confiada oración que en mi necesidad elevo al trono de vuestra misericordia. ¿A quién podré recurrir mejor que a Vos, Virgen bendita, que sólo respiráis dignidad y clemencia, que dueña de todos los bienes de Dios, sólo pensáis en difundirlos en torno vuestro? Sed pues mi amparo, mi esperanza en esta ocasión; y ya que devotamente pende de mi cuello la Medalla Milagrosa, prenda inestimable de vuestro amor, concededme, Madre Inmaculada, concededme la gracia que con tanta insistencia os pido. Amén.

¡Oh María sin pecado concebida, rogad por nosotros que recurrimos a vos! (tres veces)