Nuestra Señora de la Medalla Milagrosa - Chapelle de la Rue de Bac (Paris)

INVOCACION Y ORACION POR LOS ENFERMOS

¡Oh María sin pecado concebida, ruega por nosotros que recurrimos a vos!

(repetir tres veces)


¡Oh María, sin pecado concebida, por tu inmensa bondad y tierna misericordia te pido por todos los enfermos que te invocan con confianza! ¡Oh Madre piadosa, a quien la Iglesia llama confiada ¡Salud de los enfermos! Aquí me arrodillo implorando tu poderosa intercesión.
Lo que tantos afligidos obtenían por la palabra y los signos de tu Hijo Jesucristo, lo reciba este querido
enfermo ......................, a quien te encomiendo, mediante la aplicación de tu bendita Medalla.
Que su eficacia, tantas veces probada y reconocida en todo el mundo, se manifieste una vez más: para que cuantos seamos testigos de este nuevo favor tuyo, podamos dar testimonio agradecidos y exclamar:


¡El Señor y la Medalla Milagrosa le han curado!


martes, 9 de julio de 2013

ORACION A NUESTRA SEÑORA DE ITATÍ

 
Madre y Señora, Virgen de Itatí.
Más que nadie conoces nuestras miserias y necesidades,
sabemos que hay mucho que hacer, y cada uno
tiene su propia tarea, en este tiempo, nuestro tiempo.
    Madre Santísima, intercede para que nosotros recibamos
la fuerza necesaria para cooperar con la gran tarea de
cambiar este mundo nuestro, poniendo todos un grano de arena.
    "¡Mujer, ahí tienes a tu hijo!"   

Con estas palabras al encomendarte a San Juan Apóstol,
y con tu Hijo, a todos los hijos de la Iglesia, estamos aquí,
reunidos en torno a Tí, pues queremos contarte Señora,
que aquí vibra el entusiasmo de los jóvenes,
aquí se ha elevado la súplica de los enfermos, por
aquí han pasado sacerdotes y religiosos, artistas y periodistas,
hombres del trabajo y de la ciencia, niños y adultos,
y nos permitimos en nombre de todos ellos,
buscar amparo bajo tu materna protección e implorar confiados
tu intercesión ante los desafíos ocultos del futuro.
    Junto a estas ofrendas Madre, te encomendamos

a todos los hombres, comenzando por los más débiles:
a los niños que aún no han visto la luz y a los
que han nacido en medio de la pobreza y el sufrimiento; a los
jóvenes en busca de un futuro a las personas que no tienen trabajo,
a las que padecen hambre o enfermedad.
Te encomendamos a las familias rotas,
a los ancianos que carecen de asistencia y aquellos que están solos.
    Madre nuestra, Tú que conoces los sufrimientos y las esperanzas,
ayuda a tus hijos en las pruebas cotidianas que la vida
reserva a cada uno y haz que, con el esfuerzo de todos,
las tinieblas no prevalezcan sobre la luz, luz del mundo,
la de tu Hijo Jesús único Salvador, que reina con el Padre
 y el Espíritu Santo por los siglos de los siglos. 
Amén.

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