A Tí. Señora del Silencio y de la Espera Serena.
A Ti María que siempre estuviste dispuesta
a decir Si a la voluntad de Dios; te pedimos
que no dejes de interceder en favor de tus hijos
para que cumplan fielmente la misión que les
fue confiada en el Reino. A Tí Virgen Madre,
que concebiste primero en tu corazón y luego
en tu seno virginal a Jesús, haz que nuestras almas
se llenen de la Gracia del Espíritu Santo, como
tu vida se llenó de su gracia.
Preséntanos a Jesús, así como lo presentaste a
los pastores y a los reyes, enséñanos el camino
hacia El, ayúdanos a contemplar el gran misterio
de su Amor. María Madre Misericordiosa.
Ruega por nosotros a Nuestro Señor Jesucristo.
¡Oh Jesús! Ven a vivir en tus siervos, en el espíritu
de tu santidad, en la plenitud de tu poder, en la verdad
de tus virtudes, en la perfección de tus caminos,
vence al enemigo con el poder de tu espíritu para
la gloria del Padre.Jesús. hijo de María, tómame
como hijo tuyo. Jesús príncipe de paz, dame tu paz.
Jesús, mi redentor, sálvame. Jesús. mi único Juez: perdóname.
Jesús, pan viviente del cielo, sé mi comida eterna.
Concédeme que en toda necesidad llegue a Tí con
confianza y humildad diciendo: ¡Ayúdame!
Cuando me sienta solo y cansado, cuando fracasen
mis planes y esperanzas, cuando me sienta impaciente
y me resulte difícil llevar mi cruz; cuando esté enfermo y mi
cabeza y mis manos no puedan trabajar, cuando otros me fallen...
En todas mis dudas y tentaciones te suplico que tu Gracia me
pueda asistir en cada momento y siempre: a pesar de mis
debilidades y faltas de toda clase, Jesús ayúdame y no me
abandones nunca. Dios, Padre Nuestro que contemplas la
Natividad del Señor, concede que la humildad de los pastores,
la perseverancia de los reyes, la alegría de los ángeles, la
fidelidad de María y la Paz del Niño Jesús, sean tu bendición
para nosotros, hoy y siempre.
Amén.