Florecita de Asís, con cuanta alegría se regocijó el mismo cielo
cuando los Ángeles te vieron seguir las santas huellas de tu
dulce hermana Clara. Sin que nadie lo percatara la dulce luz
divina como escarcha se te quedo impregnada en el alma.
Cuanto debió ser el jubilo celestial para que el mismo Dios se
te manifestara rompiendo las leyes naturales y te rodeó como
un escudo bajo su protección divina. Que ninguno de los que
tratando de utilizar la fuerza para obligarte a dejar tu
vida consagrada pudieron hacerte ningún mal.
Oh Dulce Santa Inés privilegiada hija de San Francisco de Asís,
corderito puro de las primicias de Dios, «virgen prudentísima»,
pura y santa , mujer valiente consagrada a ti venimos suplicantes,
abnegada santa Inés; recibe nuestras ruegos, dulce flor franciscana.
A ti confiadamente te presentamos nuestras necesidades que nos
apremin el alma( Mencionar la gracia que se necesita)
Venimos a ti Seguros y confiados de que no quedaremos defraudados,
ya que si el mismo Dios no dudo en mostrar su majestuosas fortalezas
y maravillas en favor tuyo, no nos queda la menor duda del
lugar privilegiado que ocupas en su corazón.
Por eso a ti acudimos azucena de Asís , dulce abadesa de las Damas
Pobres, valiéndonos de tu inmenso amor , te suplicamos que utilices
esos meritos ganados con los que ahora brillas por la eternidad.
Te lo suplicamos por la memoria de aquel momento celestial en
que el mismo cielo y la tierra se juntaron para detener la mano
de tus adversarios, te lo suplicamos por los meritos que te
galardonaron como fruto de tu vida consagrada , Santa Inés
apiádate de nosotros y préstanos tu poderosa ayuda te lo
edimos por Cristo Nuestro Señor para quien no hay nada imposible.
Amen
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