Nuestra Señora de la Medalla Milagrosa - Chapelle de la Rue de Bac (Paris)

INVOCACION Y ORACION POR LOS ENFERMOS

¡Oh María sin pecado concebida, ruega por nosotros que recurrimos a vos!

(repetir tres veces)


¡Oh María, sin pecado concebida, por tu inmensa bondad y tierna misericordia te pido por todos los enfermos que te invocan con confianza! ¡Oh Madre piadosa, a quien la Iglesia llama confiada ¡Salud de los enfermos! Aquí me arrodillo implorando tu poderosa intercesión.
Lo que tantos afligidos obtenían por la palabra y los signos de tu Hijo Jesucristo, lo reciba este querido
enfermo ......................, a quien te encomiendo, mediante la aplicación de tu bendita Medalla.
Que su eficacia, tantas veces probada y reconocida en todo el mundo, se manifieste una vez más: para que cuantos seamos testigos de este nuevo favor tuyo, podamos dar testimonio agradecidos y exclamar:


¡El Señor y la Medalla Milagrosa le han curado!


lunes, 25 de marzo de 2013

LUNES SANTO: MARÍA LAVA Y UNGE LOS PIES DE JESUS

 
En María de Betania aumenta lo que había sido dado por gracia, el don de la fe, y en el gesto del lavado y la unción con perfume, está el reconocimiento a su Señor y Salvador:  Jesucristo, el Hijo de Dios.  
Como Cristo, nosotros fuimos ungidos en el bautismo, que nos incorporó a su muerte y resurrección. La pascua se acerca, y en la vigilia pascual renovaremos nuestra fe y las promesas bautismales, pues en la fe del bautismo radica lo más importante de nuestra identidad cristiana.
En el bautismo fuimos sumergidos y sepultados con Jesucristo para morir al pecado, y también con él renacemos a la vida nueva de Dios, como hijos suyos, miembros de la Iglesia y hermanos de todos los hombres. La renovada fragancia pascual del bautismo debe llenar toda nuestra vida.
 
ORACIÓN A SANTA MARÍA DE BETANIA
Tú, que ungiste con tu llanto y el mejor perfume
los amados pies de Jesús, se nuestra intercesora
para que aprendamos a disponer de nuestro tiempo,
haciendo un tiempo para estar con Él.
Santa María de Betania, hermana de Marta y de Lázaro,
ayúdanos a ser verdaderos testimonios del amor de Cristo,
siendo capaces de atravesar por el dolor de las pérdidas
humanas sabiendo que Cristo vivo está
y con Él toda la humanidad.
Que así como llama ardiente que atravesó tu corazón,
Su amor atraviese el nuestro y seamos ejemplo para
nuestros hermanos y verdaderos testigos de su Resurrección.
Amén


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