Nuestra Señora de la Medalla Milagrosa - Chapelle de la Rue de Bac (Paris)

INVOCACION Y ORACION POR LOS ENFERMOS

¡Oh María sin pecado concebida, ruega por nosotros que recurrimos a vos!

(repetir tres veces)


¡Oh María, sin pecado concebida, por tu inmensa bondad y tierna misericordia te pido por todos los enfermos que te invocan con confianza! ¡Oh Madre piadosa, a quien la Iglesia llama confiada ¡Salud de los enfermos! Aquí me arrodillo implorando tu poderosa intercesión.
Lo que tantos afligidos obtenían por la palabra y los signos de tu Hijo Jesucristo, lo reciba este querido
enfermo ......................, a quien te encomiendo, mediante la aplicación de tu bendita Medalla.
Que su eficacia, tantas veces probada y reconocida en todo el mundo, se manifieste una vez más: para que cuantos seamos testigos de este nuevo favor tuyo, podamos dar testimonio agradecidos y exclamar:


¡El Señor y la Medalla Milagrosa le han curado!


jueves, 8 de septiembre de 2016

ORACIÓN A LA NATIVIDAD DE LA VIRGEN MARÍA


¡Oh Virgen naciente,
esperanza y aurora de salvación para todo el mundo, 
vuelve benigna tu mirada materna hacia todos nosotros, 
reunidos aquí para celebrar y proclamar tus glorias!
¡Oh Virgen fiel,
que siempre estuviste dispuesta y fuiste solícita para acoger, 
conservar y meditar la Palabra de Dios, haz que también nosotros, 
en medio de las dramáticas vicisitudes de la historia, 
sepamos mantener siempre intacta nuestra fe cristiana, 
tesoro precioso que nos han transmitido nuestros padres!

¡Oh Virgen potente,
que con tu pie aplastaste la cabeza de la serpiente tentadora, 
haz que cumplamos, día tras dÍa, nuestras promesas bautismales, 
con las cuales hemos renunciado a Satanás, a sus obras y 
a sus seducciones, y que sepamos dar en el mundo 
un testimonio alegre de esperanza cristiana!

¡Oh Virgen clemente,
que abriste siempre tu corazón materno a las invocaciones 
de la humanidad, a veces dividida por el desamor y también, 
desgraciadamente, por el odio y por la guerra, haz que sepamos 
siempre crecer todos, según la enseñanza de tu Hijo, en la unidad y
en la paz, para ser dignos hijos del único Padre celestial!

Amén.
(Autor: San Juan Pablo II)

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