Nuestra Señora de la Medalla Milagrosa - Chapelle de la Rue de Bac (Paris)

INVOCACION Y ORACION POR LOS ENFERMOS

¡Oh María sin pecado concebida, ruega por nosotros que recurrimos a vos!

(repetir tres veces)


¡Oh María, sin pecado concebida, por tu inmensa bondad y tierna misericordia te pido por todos los enfermos que te invocan con confianza! ¡Oh Madre piadosa, a quien la Iglesia llama confiada ¡Salud de los enfermos! Aquí me arrodillo implorando tu poderosa intercesión.
Lo que tantos afligidos obtenían por la palabra y los signos de tu Hijo Jesucristo, lo reciba este querido
enfermo ......................, a quien te encomiendo, mediante la aplicación de tu bendita Medalla.
Que su eficacia, tantas veces probada y reconocida en todo el mundo, se manifieste una vez más: para que cuantos seamos testigos de este nuevo favor tuyo, podamos dar testimonio agradecidos y exclamar:


¡El Señor y la Medalla Milagrosa le han curado!


lunes, 15 de febrero de 2016

ORACIÓN DE SAN CLAUDIO DE LA COLOMBIÉRE


 Amigo. Jesús, Tú eres el Amigo único y verdadero; 
no sólo compartes cada uno de mis padecimientos, 
sino que lo tomas sobre Ti y conoces el secreto de 
transformármelo en gozo. Me escuchas con bondad 
y, cuando te cuento mis amarguras, me las suavizas.
Te encuentro en todo lugar, jamás te alejas y, si me 
veo obligado a cambiar de residencia, te encuentro 
allí donde voy. Nunca te hartas de escucharme; 
jamás te cansas de hacerme bien. Si te amo, estoy 
seguro de ser correspondido; no tienes necesidad 
de lo mío ni te empobreces al otorgarme tus dones. 
No obstante que soy un hombre pobre, nadie (sea 
noble, inteligente o santo) podrá robarme tu amistad.
La misma muerte que separa a los amigos todos, 
me reunirá contigo. Ninguna de las adversidades 
de la edad o del azar lograrán jamás alejarme de ti; 
más bien, por el contrario, nunca gozaré con tanta 
plenitud de tu presencia ni jamás me estarás tan 
cercano, cuanto en el momento en que todo parecerá 
conspirar contra mi. Sólo Tú aciertas a soportar mis 
defectos con extremada paciencia. Incluso mis 
infidelidades e ingratitudes, aunque te ofenden, 
no te impiden estar siempre dispuesto a concederme 
tu gracia y tu amor, si yo las deseo.
Amén

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