Nuestra Señora de la Medalla Milagrosa - Chapelle de la Rue de Bac (Paris)

INVOCACION Y ORACION POR LOS ENFERMOS

¡Oh María sin pecado concebida, ruega por nosotros que recurrimos a vos!

(repetir tres veces)


¡Oh María, sin pecado concebida, por tu inmensa bondad y tierna misericordia te pido por todos los enfermos que te invocan con confianza! ¡Oh Madre piadosa, a quien la Iglesia llama confiada ¡Salud de los enfermos! Aquí me arrodillo implorando tu poderosa intercesión.
Lo que tantos afligidos obtenían por la palabra y los signos de tu Hijo Jesucristo, lo reciba este querido
enfermo ......................, a quien te encomiendo, mediante la aplicación de tu bendita Medalla.
Que su eficacia, tantas veces probada y reconocida en todo el mundo, se manifieste una vez más: para que cuantos seamos testigos de este nuevo favor tuyo, podamos dar testimonio agradecidos y exclamar:


¡El Señor y la Medalla Milagrosa le han curado!


sábado, 8 de junio de 2013

MEMORIA DEL INMACULADO CORAZÓN DE MARÍA

 
 
¡Oh Corazón de María!,
el más amable y compasivo
de los corazones después del de Jesús,
Trono de las misericordias divinas
en favor de los miserables pecadores;
yo, reconociéndome sumamente necesitado,
acudo a Vos a quien el Señor ha puesto todo
el tesoro de sus bondades con plenísima
seguridad de ser por Vos socorrido.
Vos sos mi refugio, mi amparo, mi esperanza;
por esto te digo y te diré en todos mis apuros y peligros: 
¡Oh dulce Corazón de María, se la salvación mía!
Cuando la enfermedad me aflija, o me oprima la tristeza,
o la espina de la tribulación llegue a mi alma,
¡Oh Corazón de María, se la salvación mía!
Cuando el mundo, el demonio y mis propias pasiones
coaligadas para mi eterna perdición me persigan
con sus tentaciones y quieran hacerme perder
el tesoro de la divina gracia,
 ¡Oh Corazón de María, se la salvación mía!
A la hora de mi muerte, en aquel momento espantoso
del que depende mi eternidad, cuando se aumenten
las angustias de mi alma y los ataques de mis enemigos, 
¡Oh dulce Corazón de María, se la salvación mía.
Y cuando mi alma pecadora se presente ante el tribunal
de Jesucristo para rendirle cuenta de toda su vida, ven
Vos a defenderla y a ampararla. y entonces; ahora y siempre, 
¡Oh dulce Corazón de María, se la salvación mía!
 
Estas gracias espero alcanzar de Vos, Oh Corazón amantísimo
de mi Madre a fin de que pueda verte y gozar de Dios en
Tu compañía por toda la eternidad en el Cielo.
Amén.

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