Nuestra Señora de la Medalla Milagrosa - Chapelle de la Rue de Bac (Paris)

INVOCACION Y ORACION POR LOS ENFERMOS

¡Oh María sin pecado concebida, ruega por nosotros que recurrimos a vos!

(repetir tres veces)


¡Oh María, sin pecado concebida, por tu inmensa bondad y tierna misericordia te pido por todos los enfermos que te invocan con confianza! ¡Oh Madre piadosa, a quien la Iglesia llama confiada ¡Salud de los enfermos! Aquí me arrodillo implorando tu poderosa intercesión.
Lo que tantos afligidos obtenían por la palabra y los signos de tu Hijo Jesucristo, lo reciba este querido
enfermo ......................, a quien te encomiendo, mediante la aplicación de tu bendita Medalla.
Que su eficacia, tantas veces probada y reconocida en todo el mundo, se manifieste una vez más: para que cuantos seamos testigos de este nuevo favor tuyo, podamos dar testimonio agradecidos y exclamar:


¡El Señor y la Medalla Milagrosa le han curado!


martes, 1 de mayo de 2012

SAN JOSE OBRERO




Padre José,
tanto nos dice tu silencio...

Nos habla del hombre justo
que día a día se ganaba la vida
con sus manos callosas,
que cada día honraba la vida
con su ejemplo de castidad,
y un alma luminosa de bondad.

Nos habla del hombre de fe profunda
que pudo enfrentar sus miedos y angustias
porque había un gobernante prepotente,
que en su cruel ambición de poder
fue capaz de masacrar niños
con tal de aniquilar al Dios
que te habían confiado como Hijo.
Y supiste del desgarro del exilio
de ganar el pan con tus manos,
trabajando en lo que fuera,
para que nada le faltara a María Virgen,
ni al Hijo pequeño que era el Pan de Vida.

Padre José hoy te pido que intercedas
por todos los trabajadores
que buscan dignidad y sustento,
por los que tienen y los que no tienen empleo,
por los que son humillados
con salarios de miseria,
y se los considera sólo
una cuestión de dinero,
una variable de ajuste...

Padre José tú fuiste un carpintero,
y el Hijo que te fue confiado,
Jesús, hermano y Señor nuestro
seguramente aprendió tu oficio.
Ayudanos a tallar nuestros corazones,
y que podamos bajo tu protección
hacernos fuertes y dignos
trabajadores de la mies del Señor,
anticipando el Reino
del Dios a quien llamaste Hijo.

San José Obrero, padre,
ruega por todos nosotros.
Amén



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