Nuestra Señora de la Medalla Milagrosa - Chapelle de la Rue de Bac (Paris)

INVOCACION Y ORACION POR LOS ENFERMOS

¡Oh María sin pecado concebida, ruega por nosotros que recurrimos a vos!

(repetir tres veces)


¡Oh María, sin pecado concebida, por tu inmensa bondad y tierna misericordia te pido por todos los enfermos que te invocan con confianza! ¡Oh Madre piadosa, a quien la Iglesia llama confiada ¡Salud de los enfermos! Aquí me arrodillo implorando tu poderosa intercesión.
Lo que tantos afligidos obtenían por la palabra y los signos de tu Hijo Jesucristo, lo reciba este querido
enfermo ......................, a quien te encomiendo, mediante la aplicación de tu bendita Medalla.
Que su eficacia, tantas veces probada y reconocida en todo el mundo, se manifieste una vez más: para que cuantos seamos testigos de este nuevo favor tuyo, podamos dar testimonio agradecidos y exclamar:


¡El Señor y la Medalla Milagrosa le han curado!


martes, 3 de abril de 2012

MARTES SANTO: JESUS SUFRE EL DOLOR DE LA TRAICION




Analicemos con la Lectio Divina la profundidad del Evangelio según San Juan 13,21-33.36-38:

1. Profundidad en la psicología de Jesús:
"Después de decir esto, Jesús se estremeció y manifestó claramente: "Les aseguro que uno de ustedes me entregará". 
El Maestro está profundamente conmovido por la magnitud de la revelación que va a hacer: un discípulo va a traicionar al Maestro con el que ha compartido su vida, dones, predicación...
¡Quien mucho ama, mucho sufre con la ingratitud del amado!

2. Profundidad en la sorpresa de los discípulos:
"Los discípulos se miraban unos a otros, no sabiendo a quién se refería. Uno de ellos -el discípulo al que Jesús amaba- estaba reclinado muy cerca de Jesús. Simón Pedro le hizo una seña y le dijo: "Pregúntale a quién se refiere". El se reclinó sobre Jesús y le preguntó: "Señor, ¿quién es?".
Los discípulos se sienten débiles, pobres, desagradecidos; pero en la conciencia de casi todos es inimaginable una traición de tal calidad que conlleve la entrega del Maestro.
¡Para eso hace falta no sólo ser débil y pecador, sino ser muy pecador y traidor!
Demos gracias a Dios porque Él ha favorecido a la naturaleza humana con cierta dosis de bondad, y porque a la conciencia limpia le repugna hacer el mal.

3. Profundidad en el gesto de caridad:
"Y mojando un bocado, se lo dio a Judas, hijo de Simón Iscariote." 
Jesús unta el pan, lo entrega, y habla al corazón; no quiere la muerte y ruina del pecador, sino que se arrepienta y viva.
¡Gracias, Señor, gracias!

4. Profundidad en la ceguera de Judas (¿y acaso en la nuestra?).
"En cuanto recibió el bocado, Satanás entró en él. Jesús le dijo entonces: "Realiza pronto lo que tienes que hacer"..." Y en seguida, después de recibir el bocado, Judas salió. Ya era de noche."
Al desoír la Palabra y despreciar el gesto de Jesús, Satanás tomó posesión del corazón del discípulo, privándole de toda luz. Judas usó su libertad para decidir ser esclavo del maligno, y entrar en las tinieblas de la noche.
¡Todo se hizo noche en el alma! ¡Es como perder a Dios!

5. Desahogo de Jesús.
"Después que Judas salió, Jesús dijo: "Ahora el Hijo del hombre ha sido glorificado y Dios ha sido glorificado en él. Si Dios ha sido glorificado en él, también lo glorificará en sí mismo, y lo hará muy pronto."
Una vez esculpida en el corazón de Judas la traición a su Maestro, y dicho el adiós, resulta sorprendente humanamente, y grandioso en el plano divino, escuchar de labios de Jesús esta exclamación de entrega que contempla el triunfo final de salvación.
Jesús se lanza a consumar la obra de nuestra redención y de retorno al Padre.

Fuente: Dominicos 2003
http://www.mercaba.org/


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