Nuestra Señora de la Medalla Milagrosa - Chapelle de la Rue de Bac (Paris)

INVOCACION Y ORACION POR LOS ENFERMOS

¡Oh María sin pecado concebida, ruega por nosotros que recurrimos a vos!

(repetir tres veces)


¡Oh María, sin pecado concebida, por tu inmensa bondad y tierna misericordia te pido por todos los enfermos que te invocan con confianza! ¡Oh Madre piadosa, a quien la Iglesia llama confiada ¡Salud de los enfermos! Aquí me arrodillo implorando tu poderosa intercesión.
Lo que tantos afligidos obtenían por la palabra y los signos de tu Hijo Jesucristo, lo reciba este querido
enfermo ......................, a quien te encomiendo, mediante la aplicación de tu bendita Medalla.
Que su eficacia, tantas veces probada y reconocida en todo el mundo, se manifieste una vez más: para que cuantos seamos testigos de este nuevo favor tuyo, podamos dar testimonio agradecidos y exclamar:


¡El Señor y la Medalla Milagrosa le han curado!


lunes, 13 de junio de 2011

SAN ANTONIO DE PADUA



Dijo Juan Pablo II sobre San Antonio de Padua:
"Su predicación no era declamatoria, ni se limitaba a vagas exhortaciones para llevar una vida buena; intentaba anunciar realmente el Evangelio, sabiendo bien que las palabras de Cristo no eran como las otras palabras, sino que poseían una fuerza que penetraba a los oyentes. Durante largos años se había dedicado al estudio de las Escrituras, y precisamente esta preparación le permitía anunciar al pueblo el mensaje de salvación con excepcional vigor. Sus sermones, llenos de fuego, agradaban a la gente, que sentía íntima necesidad de escucharle y, después, no podía sustraerse a la fuerza espiritual de sus palabras."


Oración
Oh Dios, que te dignaste escoger a San Antonio como modelo de todas las virtudes para la bendición de toda la humanidad, y has convertido a muchas almas a través de sus sermones y buen ejemplo, concédeme que por sus méritos e intercesión pueda real y verdaderamente convertirme, renunciar al pecado y a todo deseo de pecar, y hacerme cada vez más y más del agrado de Dios por la practica de la verdadera virtud. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

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