Glorioso san Mateo, apóstol y evangelista.
Tú supiste renunciar a todo para seguir a Jesús
y ser su testigo. Alcánzanos docilidad para
escuchar la voz de Dios y seguirle con alegría.
Que nunca tengamos reparos en ir a Jesús, pues
El dijo un día en tú casa que “no tienen necesidad
del médico los sanos sino los enfermos”.
Que a través de tu Evangelio conozcamos cada día más
a Jesús y así le sigamos y lo amemos como lo hiciste tú.
Por Jesúcristo, nuestro Señor.
Amén
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