Señor Jesucristo, a cuyo encuentro salieron
las vírgenes santas con sus lámparas encendidas,
no permitas que falte nunca el óleo de la
fidelidad en las lámparas de las vírgenes
que se han consagrado a Tí,
a ejemplo de la beata Beatrix de Ornacieux.
Jesús, rey de la vírgenes, escúchanos.
Amén
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