Tú eres, Oh Cristo,
el Rey de Gloria.
Entra en mi corazón de la manera
que
entraste a
Jerusalén, manso y humilde
Con palmas de gozo te recibo y te
alabo.
Enséñame a ser
un verdadero creyente,
no de los que te siguen por
complacer a la gente,
como los judíos que despuésde
recibirte,
y más tarde decidieron crucificarte.
En
esta Semana Santa, enséñame a amarte Señor,
y
vivir con piedad el sufrimiento de tu
humanidad.
Amén
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