Oh Dios de gran misericordia, bondad infinita,
hoy toda la humanidad clama desde el abismo de
su miseria a tu misericordia, a tu compasión,
Oh Dios, y grita con la potente voz de la miseria.
Oh Dios indulgente, no rechaces la oración
de los desterrados de esta tierra.
Oh Señor, Bondad inconcebible que conoces
perfectamente nuestra miseria y sabes que por
nuestras propias fuerzas no podemos ascender hasta Ti,
te imploramos anticípanos tu gracia y multiplica
incesantemente tu misericordia en nosotros,
para que cumplamos fielmente tu santa voluntad
a lo largo de nuestras vidas y en la hora de la muerte.
Que la omnipotencia de tu misericordia nos proteja
de las flechas de los enemigos de nuestra salvación
para que con confianza, como tus hijos, esperemos
tu última venida, ese día que conoces sólo Tú.
Y, a pesar de toda nuestra miseria, esperamos recibir
todo lo que Jesús nos ha prometido, porque Jesús es
nuestra esperanza: a través de su Corazón Misericordioso,
como a través de una puerta abierta, entramos en el cielo.
Amén.
No hay comentarios:
Publicar un comentario