Dios todopoderoso y eterno, que llenaste de caridad
el corazón de san Vicente de Paúl, en todas sus obras,
escucha nuestra oración y danos tu amor misericordioso.
A ejemplo suyo, haznos descubrir y servir a Jesucristo,
tu Hijo, en nuestros hermanos pobres y desdichados.
Que en sus enseñanzas aprendamos a amarte a Ti con
el sudor de nuestro rostro y la fuerza de nuestros brazos.
Por sus oraciones, libra nuestras almas del odio y del egoísmo;
haz que recordemos que un día seremos juzgados sobre el amor.
Oh Dios, que quieres la salvación de todos, danos los sacerdotes,
las religiosas y los apóstoles seglares que tanto necesitamos.
Que sean entre nosotros los primeros testigos de tu amor.
Oh Virgen de los Pobres y Reina del Mundo, María Milagrosa,
obtén para nuestro mundo dividido y angustiado, el amor y la paz.
Amén.
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