Apóstol Santiago, elegido entre los primeros,
tú fuiste el primero en beber el cáliz del Señor,
haznos fuertes en la fe y alegres en la esperanza,
en nuestro caminar de peregrinos,
siguiendo el camino de la vida cristiana.
Aliéntanos para que, finalmente,
alcancemos la gloria de Dios Padre.
Te pedimos hoy por todas las familias
que han sufrido las consecuencias
del accidente ferroviario cerca de Santiago de Compostela,
por el eterno descanso de los fallecidos,
por el restablecimiento de los heridos,
y por todos los que están prestando socorro médico y espiritual,
que, por intercesión del Apóstol Santiago,
el Dios del amor los acoja junto a Él y
les otorgue el consuelo y la serenidad.
Amén.
Amén.
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