Desde su aparición en 1830, a santa Catalina Labouré, la Virgen María, en su advocación de la Inmaculada Concepción de la Medalla Milagrosa, le encarga hacer acuñar una medalla que, en poco tiempo, se difunde entre miles, luego millones de creyentes como la "Medalla Milagrosa". Las gracias que reciben quienes las piden con confianza (fe) y son portadores de la Santa Medalla, ha hecho que su devoción trascienda las fronteras y los milagros se multipliquen por doquier... ¡Gracias Madre Milagrosa!
lunes, 4 de abril de 2011
LA CONVERSION DE ERIC CLAPTON
Dios actúa donde menos lo esperamos. En este caso, a través del reconocido guitarrista y cantante de blues Eric Clapton. Eric, quien fuera parte del legendario grupo Cream a fines de la decada de los sesenta y desde entonces un popular solista, vivio años entregado a la bebida y otros excesos. Sin embargo, la Misericordia de Dios todo lo puede y ha tocado el corazón de Eric para que él pueda escribir esta hermosa canción a la Madre del Señor. Desconocemos la historia personal de Eric, pero en realidad poco importa, sólo el testimonio que él da de su amor por María, nuestra amada Virgen María.
(extraido de Reina del Cielo.org)
Una traducción aproximada de la letra, sería:
Santa Madre (autor Eric Clapton)
Santa Madre, ¿dónde estás?
esta noche me siento partido en dos,
he visto las estrellas caerse del cielo,
Santa Madre, no puedo evitar llorar.
Oh, necesito tu ayuda esta vez,
para pasar esta solitaria noche.
Dime por favor en que lugar girar,
para encontrarme nuevamente.
Santa Madre, escucha mi oración,
de alguna forma sé que estás allí todavía.
Por favor, dame algo de paz mental,
que se lleve este dolor.
No puedo esperar, no puedo esperar, no puedo esperar, por más tiempo.
No puedo esperar, no puedo esperar, no puedo esperar, por ti.
Santa Madre, escucha mi llanto,
he maldecido tu nombre cientos de veces.
Siento la ira corriendo por mi alma,
Santa Madre, no puedo mantener el control.
Oh, siento que el fin llegó,
mis pies no correrán más.
Tú sabes que preferiría estar
en tus brazos esta noche.
Cuando mis manos no toquen más,
ni mi voz permanezca, me desvaneceré.
Santa Madre, entonces estaré
acostado, a salvo en Tus Brazos.
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