Señor Jesucristo,
luz verdadera que alumbras siempre al mundo,
que por la predicación de tu mártir y obispo san Saturnino,
visitaste la ciudad de Pamplona y la iluminaste con la luz de la fe,
concédenos, por su intercesión, confesar firmemente la misma fe
y llegar finalmente a la fuente de la luz eterna.
Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
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