Señor mío Jesucristo, que por amor a los hombre estás noche y día
en este sacramento, lleno de piedad y de amor, esperando, llamando
y recibiendo a cuantos vienen a visitarte: creo que estás presente en
el sacramento del altar. Te adoro desde el abismo de mi nada y te doy
gracias por todas las mercedes que me has dado y especialmente por
haberte dado tu mismo en este sacramento, por haberme concedido
por mi abogada a tu amantísima Madre y haberme llamado a visitarte.
Adoro ahora a tu Santísimo corazón y deseo adorarlo por tres fines:
el primero, en acción de gracias por este insigne beneficio;
en segundo lugar, para resarcirte de todas las injurias que recibes de
tus enemigos en este sacramento y finalmente deseando adorarte con
esta visita en todos los lugares de la tierra donde estás sacramentado
con menos culto y abandono.
Amén
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