Te bendecimos Padre, porque en cada etapa de la historia,
no dejas de suscitar en tu Iglesia testigos de la fe, que
hacen presente tu fidelidad y tu pacto de amor con los hombres.
Tú elegiste a las beatas mártires como Margarita para que con
sus vidas de servicio al prójimo y a las familias que sufren,
fueran un reflejo de tu amor que nunca abandona a los hombres.
Tú hiciste fuerte su debilidad y por Ti, dieron testimonio de su fe
hasta derramar su sangre. Concédenos el ser, como ellas, testigos
auténticos de la fe que profesamos y la gracia que hoy te pedimos
por su intercesión, para tu mayor gloria.
Amén.
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