Señor Jesús, que habiendo abrasado con el fuego
de vuestro amor y recreado milagrosamente con
el alimento de la Inmaculada Hostia a la beata Imelda
la recibiste en el cielo, concédenos por su intercesión,
ir a la Sagrada Mesa con el mismo ardor de caridad
que ella, y que ansiemos separarnos del cuerpo
para unirnos a Vos, que vives y reinas con el Padre y
el Espíritu Santo, por los siglos de los siglos.
Amén.
No hay comentarios:
Publicar un comentario