Oh, Jesús Misericordioso, tu bondad es infinita y tu gracia inagotable.
Me abandono a tu Misericordia que sobrepuja a todas tus obras y me
consagro enteramente a Ti para vivir bajo los rayos de tu Gracia y de
tu Amor, que brotaron de tu Corazón traspasado en la Cruz.
Quiero dar a conocer tu Misericordia mediante las obras corporales y
espirituales, en especial con los pecadores, consolando y asistiendo
a los afligidos y enfermos. Mas Tú me protegerás como cosa tuya,
pues todo lo temo en mi debilidad y todo lo espero de tu Misericordia.
Que toda la humanidad comprenda el abismo insondable de tu
Misericordia a fin de que poniendo toda su esperanza en Ella,
pueda ensalzarla por toda la eternidad.
Amen.
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