Nos dirigimos a ti, Oh bendito San José,
nuestro protector en la tierra, como quien
conoce el valor del trabajo y la respuesta a
nuestro llamado. A través de tu Santa Esposa,
la Inmaculada Virgen Madre de Dios, y
sabiendo el amor paternal que tuviste a
nuestro Señor Jesús, te pedimos nos asistas
en nuestras necesidades y fortalezcas
en nuestros trabajos. Por la promesa de realizar
dignamente nuestras tareas diarias, líbranos de
caer en el pecado, de la avaricia, de un corazón
corrupto. Se tú el solícito guardián de nuestro
trabajo, nuestro defensor y fortaleza contra la
injusticia y el error. Seguimos tu ejemplo y
buscamos tu auxilio. Socórrenos en todos
nuestros esfuerzos, para así poder obtener
contigo el descanso eterno en el Cielo.
Amén.
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