lunes, 15 de febrero de 2016

ORACIÓN DE SAN CLAUDIO DE LA COLOMBIÉRE


 Amigo. Jesús, Tú eres el Amigo único y verdadero; 
no sólo compartes cada uno de mis padecimientos, 
sino que lo tomas sobre Ti y conoces el secreto de 
transformármelo en gozo. Me escuchas con bondad 
y, cuando te cuento mis amarguras, me las suavizas.
Te encuentro en todo lugar, jamás te alejas y, si me 
veo obligado a cambiar de residencia, te encuentro 
allí donde voy. Nunca te hartas de escucharme; 
jamás te cansas de hacerme bien. Si te amo, estoy 
seguro de ser correspondido; no tienes necesidad 
de lo mío ni te empobreces al otorgarme tus dones. 
No obstante que soy un hombre pobre, nadie (sea 
noble, inteligente o santo) podrá robarme tu amistad.
La misma muerte que separa a los amigos todos, 
me reunirá contigo. Ninguna de las adversidades 
de la edad o del azar lograrán jamás alejarme de ti; 
más bien, por el contrario, nunca gozaré con tanta 
plenitud de tu presencia ni jamás me estarás tan 
cercano, cuanto en el momento en que todo parecerá 
conspirar contra mi. Sólo Tú aciertas a soportar mis 
defectos con extremada paciencia. Incluso mis 
infidelidades e ingratitudes, aunque te ofenden, 
no te impiden estar siempre dispuesto a concederme 
tu gracia y tu amor, si yo las deseo.
Amén

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