Oh Dios, que abriste los secretos de tu rostro
a la beata
María Teresa, virgen, llamándola a
la vida contemplativa, y la hiciste
instrumento
de tu bondad para con los pequeños y necesitados;
concédenos, por
su intercesión, que te amemos
por sobre todas las cosas y por ti a
nuestros hermanos.
Por nuestro Señor Jesucristo, que vive y reina.
Amén
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