Oh Dios, que elegiste a la beata María Francisca de la Encarnación
para que con su vida de servicio a los pobres y a su propia familia,
fuera reflejo de tu misericordia que nunca abandona a los hombres.
Tú hiciste fuerte su debilidad y por Ti, dio testimonio de su fe hasta
Tú hiciste fuerte su debilidad y por Ti, dio testimonio de su fe hasta
derramar su propia sangre, en manos de sus perseguidores.
Concédenos, poder ser testigos auténticos de la fe que
profesamos y la gracia que hoy te pedimos por su bendita intercesión.
Por Jesucristo nuestro Señor que vive y reina por los siglos de los siglos.
Amén.
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