Oh Dios, que suscitaste en el corazón
de la beata María Ana, virgen, el materno amor
y el espíritu de sacrificio para educar a los jóvenes
y cuidar a los enfermos, concédenos que, alentados
por su ejemplo y cumpliendo fielmente tu mandato,
demos testimonio de tu caridad en el servicio a los hermanos.
Por nuestro Señor Jesucristo.
Amén
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