Santísima Madre Inmaculada de la Luz; y las milagrosas santa Úrsula y once mil vírgenes mártires, postrado delante del trono de Vuestra clemencia, y confuso por mis muchos y gravísimos pecados, con sumo dolor mi corazón, todos los detesto, porque con ellos ofendí a tu Santísimo Hijo Dios y Señor mío amabilísimo a quien amo sobre todas las cosas, y estoy resuelto a morir antes de volverle a ofender. Tú, Señora mía, dígnate de admitirme, como el más intimo de tus esclavos, y de tus hijos, debajo del manto de tu Patrocinio, y en el seno dulcísimo de tu maternal amor, Porque yo, Señora mía y Madre benignísima, todo me doy, entrego y dedico a ti por esclavo e hijo tuyo, ahora y siempre y por toda la eternidad, y te doy humildes gracias por los beneficios que he recibido y por males y peligros de que he sido librado por favor de tu misericordia y de santa Úrsula y las once mil vírgenes que la acompañaron en el martirio. Haz, Señora mía, te ruego por el amor que tienen a tu Dulcísimo Hijo, que todos mis pensamientos, palabras y obras: todas mis adversidades y trabajos, y toda mi vida y muerte, sean siempre dirigidas por los meritos e intercesión según el beneplácito de Dios, y su mayor Gloria, y a tu honor y obsequio, y bien de mi alma.
Amén
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