Te bendecimos Padre, porque en cada etapa de la historia,
no dejas de suscitar en tu Iglesia testigos de la fe, que hacen
presente tu fidelidad y tu pacto de amor con los hombres.
Tú elegiste a las beatas María Teresa y sus hijas, para que
con sus vidas de servicio de los que sufren, fueran un
con sus vidas de servicio de los que sufren, fueran un
reflejo de tu amor que nunca abandona a los hombres.
Tú hiciste fuerte su debilidad y por Ti, madre e hijas dieron
Tú hiciste fuerte su debilidad y por Ti, madre e hijas dieron
testimonio de su fe hasta derramar su propia sangre.
Concédenos el ser como ellas, testigos auténticos de la fe que
profesamos y la gracia que hoy te pedimos, por su intercesión.
Por Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina por siempre.
Amén.
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