Oh Dios, consuelo de los que lloran,
que acogiste piadosamente las lágrimas
de santa Mónica impetrando la conversión
de su hijo Agustín, concédenos, por intercesión
de madre e hijo, la gracia de llorar nuestros
pecados y alcanzar tu misericordia y tu perdón.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y
reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y
es Dios por los siglos de los siglos.
Amén
No hay comentarios:
Publicar un comentario