Oh Dios, Padre del Cielo, rico en misericordia,
que llamaste y elegiste a la beata María Crucificada,
para hacer visible en ella tu amor misericordioso
por su plena consagración a los más necesitados,
Te pedimos por su intercesión, alivies y sostengas
los corazones afligidos por enfermedades físicas,
espirituales y morales, y procures su sanación.
Concédenos también que por su intermedio
alcancemos la gracia que hoy te pedimos
para gloria de la Trinidad y de la Santa Iglesia.
Por Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina.
Amén.
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