Tú, Señor, que concediste a san Juan Francisco de Regis
el don de imitar con fidelidad a Cristo pobre y humilde,
concédenos también a nosotros, por intercesión de este santo,
la gracia de que, viviendo fielmente nuestra vocación,
tendamos hacia la perfección en la persona de tu Hijo.
Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina contigo.
Amén
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