María, Reina de los confesores, ayúdanos a seguir a tu
Hijo divino, como María Teresa Chiramel Mankidiyan.
Intercede por nosotros, para que, participando íntimamente
en la pasión redentora de Cristo, vivamos la fecundidad de la
semilla que muere y seamos acogidos en el Reino de los Cielos.
Amén.
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