Oh Dios Eterno, en quien la misericordia es
infinita y el tesoro de compasión inagotable,
vuelve a nosotros Tu mirada bondadosa y
aumenta Tu misericordia en nosotros,
para que en momentos difíciles no nos
desesperemos ni nos desalentamos,
sino que, con gran confianza,
nos sometamos a Tu santa y divina voluntad,
que es el Amor y la Misericordia Misma.
Amén
(Diario, 950).
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