Enfrentar el paso, sin volver atrás,
fijando una única meta: ¡Sólo Dios!
A Él la gloria, a los otros la alegría,
a mí el precio a pagar,
sufrir más jamás hacer sufrir.
Seré severa conmigo misma y
toda caridad con las hermanas:
el amor que se dona es
la única cosa que permanece.
En tu súplica beata Nemesia
mostraste tu amor incondicional:
«Jesús despójame de mí misma
y, revísteme de Vos.
Jesús por ti vivo, por ti muero
Amén.
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