Oh Rosario bendito de María,
dulce
cadena que nos une con Dios,
Oh Reina del Rosario, Oh Madre nuestra querida,
Oh
Refugio de los pecadores,
hoy y siempre, en la
tierra y en el Cielo.
Amén
Desde su aparición en 1830, a santa Catalina Labouré, la Virgen María, en su advocación de la Inmaculada Concepción de la Medalla Milagrosa, le encarga hacer acuñar una medalla que, en poco tiempo, se difunde entre miles, luego millones de creyentes como la "Medalla Milagrosa". Las gracias que reciben quienes las piden con confianza (fe) y son portadores de la Santa Medalla, ha hecho que su devoción trascienda las fronteras y los milagros se multipliquen por doquier... ¡Gracias Madre Milagrosa!
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